viernes, 30 de mayo de 2008

EDUCADORA PIONERA


















Jueves, 29 de Septiembre de 1960

REFERENCIA A EDUCADORA PIONERA EN CEREMONIA POSTUMA

Una mujer de Alden, que dedicó toda su vida adulta a preparar jóvenes sudamericanas como maestras en sus propios países, fue homenajeada póstumamente el domingo cuando un agregado de la embajada Argentina en Washington, Dr. Jorje E. Blanco dedicó una placa de bronce en la tumba de la Srta. Clara J. Armstrong en el Cementerio de Evergreen, en Broadway.
La placa, regalo del Rotary Club Argentina de Catamarca y la Escuela Normal “Clara J. Armstrong” que ella fundó en 1878, tiene una imagen de la escuela en relieve. Traducido del español se lee:
“El Rotary Club y la Escuela Normal de Maestras de Catamarca República Argentina a la Srta. Clara J. Armstrong, maestra noble que, inspirada por su vocación dejó su país para llevar a cabo su destino en tierras lejanas. Su nombre perdurará en frente del edificio escolar que ella organizó y dirigió en el año 1878”.
Como la mayoría de la gente cuyas vidas influencian otras vidas por generaciones, la Srta. Armstrong poseía una concentración en su propósito y una devoción al deber que dejó poco tiempo para anhelos personales. Nunca contrajo matrimonio; era hija de Addison Armstrong cuya granja todavía existe en Three Red Read y su actual dueño es George Reiner.
Fue una estudiante brillante, completó sus estudios superiores en la mitad del tiempo usual, y se graduó en la Escuela Normal Estatal de Oswege. Su amor por la enseñanza y su habilidad como educadora se manifestó rápidamente cuando enseñó primero en la Escuela Normal Estatal de Fredonia y luego fue nombrada rectora de una Escuela Normal en Indianápolis.
Dos años más tarde concurrió a una escuela de verano en Harvard donde el destino intervino y la llevó al camino que condujo a las ceremonias dedicatorias del domingo en Alden, 43 años después de su muerte.
Alrededor de 1868, Sarmiento, más tarde presidente de la República Argentina fue ministro de este país. Impresionado por las ventajas educacioneles ofrecidas por los E.E.U.U., resolvió introducirlas en su propio país. Uno de sus primeros pasos como presidente fue inducir a un Sr. Stearns, que enseñaba en Harvard, a inaugurar un programa de enseñanza para maestras en Argentina, basado en las mismas pautas puestas en marcha en Norteamérica. Impresionado por la gran capacidad de la Srta. Armstrong, el Sr. Stearns la recomendó para la tarea. En 1877 ella fue a la República Argentina, bajo su contrato gubernamental, para enseñar en una escuela normal recientemente organizada.
Otra mujer hubiera dudado en dejar sus amigos y familia tan lejos e ingresar en lo que era entonces un país poco conocido. Sus alumnas no conocerían Inglés. Sin embargo, responder al desafío obviamente dio deleite a su vida. Este, sumado a la oportunidad de enseñar donde era necesitada desesperadamente, proporcionó todo el ímpetu que la Srta. Armstrong requería para sacar pasaje.
Abordando cada problema como éste se presentaba, aprendió hablar español con fluidez y a adaptarse a condiciones difíciles y primitivas.
Ella y su ayudante, más tarde su vice-directora, viajaron mil millas en 18 días a un pueblo en Los Andes y allí establecieron su Escuela Normal en Catamarca. Ellas eran las primeras mujeres de habla inglesa que hubieran estado allí.
En 1883 el gobierno argentino la envió a su patria a reclutar trece maestras más, Fue en esta ocasión que ella trajo a sus hermanas, Frances y Minnie, en su cuerpo docente.
Desafortunadamente, poco se sabe de los obstáculos que ella debió vencer, pero la afectuosa gratitud expresada en el regalo de la placa indica en alguna medida el afecto que su personalidad debe haber tenido sobre esta gente en los 10 años que permaneció en su pueblo.
En aquél entonces, a su pedido de ser relevada de sus obligaciones, la Srta. Armstrong pasó a ser profesora de Francés e Historia natural en una Escuela en San Nicolás de Los Arroyos. Ya hablaba correctamente en español, francés y alemán y podía leer y atender el portugués y el italiano. Ayudó a reorganizar una Escuela Normal de Mujeres en San Juan y por parte de esa época fue rectora de la Escuela Normal Norteamericana en Buenos Aires. Por un tiempo también condujo una escuela privada de internos y externos en aquella ciudad.
Murió en una visita a California en 1917 a la edad de 70 años. Sus restos mortales fueron traídos a Alden para su entierro.
Tomás Leedas, de Funes, Argentina trajo la placa conmemorativa en avión. El es el esposo de Gertrudis Besler Leeds, sobrina de la Srta. Armstrong. En la ceremonia dedicatoria habló brevemente de la ahora floreciente escuela y dio el mensaje de buena voluntad de su cuerpo de profesores.
El profesor Charles Fegel, profesor adjunto de Ingeniería de la Universidad de Búfalo, representó a los rotarianos de Búfalo como presidente anterior. Explicó que el reconocimiento a la Srta. Armstrong había sido un largo proyecto del Rotary Argentina y que los planes finales habían sido completados a comienzos de este año en una visita de Edgar H. Niño, presidente del Rotary Argentino.
Aceptando la placa estuvo Richard Stowell, un familiar lejano. Su hija Elaine y Richard Koebl fueron los portadores de las flores. Estuvo presente también otro familiar de la Srta. Armstrong, la Sra. De Peter Randazzo, de Búfalo, quien proporcionó la mayor parte de los antecedentes a la prensa.
Otros que participaron fueron el Dr. Blanco, el Dr. Wilson Conrad, el Rev. Gordon A. Neufang, y Leonard Weisbeck. La Sra. De Ralph S. Stowell condujo la ceremonia en ausencia de su esposo, historiador municipal quien se encontraba enfermo.
La música fue proporcionada por la banda de la Escuela Superior de Alden dirigida por Anthony Agone.


TRIBUTO CONMEMORATIVO:
Una placa fue descubierta en el cementerio de una ciudad de Alden, ayer, en memoria de la Srta Clara J. Armstrong, una mujer de Alden que estableció una escuela en Argentina en 1878. Asistiendo a la ceremonia estuvieron el Agregado argentino Jorge Blanco, a la izquierda, y Thomas Leeds a la derecha, representando a la familia Armstrong. Richard Koebl y Elaine Stowell fueron los portadores de las flores.


Traducción: Sra. Lidia A. De Quevedo (viernes 30 de junio de 1878)
* Gentileza y Colaboración: Musi Niño, 2008

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